Contratapa
Por un lado, mármol, oro, plata, monedas; monstruos, gigantes, fantasmas, pozos; gatos, murciélagos, leones, gaviotas, orugas; pianos, ocarinas, arpas; jarrones, cementerios, aljibes; flores, musgo, raíces y sangre. Por el otro, tachas, mash-ups, aviones estrellados; cigarrillos, relojes-calculadora, piña colada; autos, teléfonos, fotos; spleen, swing, sambayón; rascacielos, basureros; piletas vacías, Lee Ranaldo, bípers; tortas en la heladera, té helado, escopetas. Los dos universos son coherentes en sí mismos: el primero es un tipo de poesía; el segundo, otro tipo. Juntos, cada uno marca lo fuera de lugar que está el otro, como en este verso donde confluyen: “Hasta que mi sangre pasó de la leche a la piña colada”. Lo enrarecido y la narración vaporosa tienen que ver con esta tensión, pero no sólo. Las enseñanzas son profundas y al mismo tiempo frívolas y callejeras. La niña es vieja por dentro, la joven es anciana en el espejo. Tal vez la clave esté en los últimos versos: “No debería dormirme pero ya cierro los ojos / Porque todo lo que compone se descompone / Y ahora entro a un hueco profundo en la oscuridad: // Un agujero en el tiempo por donde mira / Un conejo”. En el umbral entre el sueño y la vigilia la coherencia se define en sus propios términos imprecisos, pero los términos imprecisos son términos precisos oponiéndose entre sí, lo que es como decir: la imprecisión es producto de las precisiones. ¿Y la precisión de las imprecisiones? Probablemente también.
Pablo Katchadjian
Título: El vuelo del pájaro azul
Lanzamiento: Abril 2020
Formato: b/n, 56 pp, 13 x 20 cm
Autora: Luciano Mete
ISBN: 978-987-86-0182-3
Contratapa
Por un lado, mármol, oro, plata, monedas; monstruos, gigantes, fantasmas, pozos; gatos, murciélagos, leones, gaviotas, orugas; pianos, ocarinas, arpas; jarrones, cementerios, aljibes; flores, musgo, raíces y sangre. Por el otro, tachas, mash-ups, aviones estrellados; cigarrillos, relojes-calculadora, piña colada; autos, teléfonos, fotos; spleen, swing, sambayón; rascacielos, basureros; piletas vacías, Lee Ranaldo, bípers; tortas en la heladera, té helado, escopetas. Los dos universos son coherentes en sí mismos: el primero es un tipo de poesía; el segundo, otro tipo. Juntos, cada uno marca lo fuera de lugar que está el otro, como en este verso donde confluyen: “Hasta que mi sangre pasó de la leche a la piña colada”. Lo enrarecido y la narración vaporosa tienen que ver con esta tensión, pero no sólo. Las enseñanzas son profundas y al mismo tiempo frívolas y callejeras. La niña es vieja por dentro, la joven es anciana en el espejo. Tal vez la clave esté en los últimos versos: “No debería dormirme pero ya cierro los ojos / Porque todo lo que compone se descompone / Y ahora entro a un hueco profundo en la oscuridad: // Un agujero en el tiempo por donde mira / Un conejo”. En el umbral entre el sueño y la vigilia la coherencia se define en sus propios términos imprecisos, pero los términos imprecisos son términos precisos oponiéndose entre sí, lo que es como decir: la imprecisión es producto de las precisiones. ¿Y la precisión de las imprecisiones? Probablemente también.
Pablo Katchadjian
Título: El vuelo del pájaro azul
Lanzamiento: Abril 2020
Formato: b/n, 56 pp, 13 x 20 cm
Autora: Luciano Mete
ISBN: 978-987-86-0182-3